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miércoles, 17 de junio de 2015

Y cuando despertamos  al unísono del sueño pesado,
ay Dios, cuando bajamos todos ataviados   de flores ,  floripondios
y jazmines  cantando a gritos elegías , cantos jondos
tangos, danzando ebrios y  felices 
vale la pena presenciar la fiesta. 
La música de las risas de nuestra alegría 
es explosión sonora, canora de felicidad.
Alguien inicia un aire de ópera y los compañeros taconean
descalzos
los ritmos flamencos,  las narices pegadas a su flor, 
y los pies siguen el ritmo  desaforados,enloquecidos,
terminando en un ataque de risa general rodando por el suelo todos enredados como niños y nos sentimos   más hermanos
más unidos  tumbados sobre el suelo , sostenidos  por la enredadera pegada a la pared.
Nadie sabe quien plantó aquellas flores, floripondios, jazmines, flores perfumadas que mezcladas son un poderoso narcótico .
Tampoco importa mucho. 
Es seguro que fueron aquellos mismos que llegaron y partieron para no volver más. Esos parientes ricos que llegaron , firmaron, entregaron el maletín y se fueron sin una mirada.
Nadie ha pedido su regreso menos una visita de caridad
Nosotros aprendimos a vivir  sin molestar a nadie.
Felices amansamos los perfumes que ustedes usan para lobotizarnos
nosotros nos divertimos y somos  más libres y locos pero mucho peor de lo que ustedes son capaces de imaginar en sus peores pesadillas.
Lamento que esta vez sus planes macabros sean contrariados por el instinto humano de supervivencia, la alegría o como diablos se llame ese instinto por no dejar de ser y estar feliz en cualquier  parte.

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