era una orilla refulgente y bella como nunca antes
peces plateados dorados azules cegaban la vista
dispuestos en la orilla en la playa como joyas
brillando con los colores de la aurora
y fue tal mi asombro mi espanto ante la hermosura
del cielo y la muchedumbre de los peches
caí de rodillas emocionado por el milagro recibido
hasta las lágrimas y presuroro colmé mi cesta y las redes
avisé a mis hermanos de padre y madre y primos cercanos
tan buena fue la venta que compramos una casa nueva para mi madre
y los peces se multiplicaban según vendíamos
y pudimos vivir sin preocupaciones ocupados tan solo en admiar la belleza
de los colores de los peces regalo de la mar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario