Por aquellos días,
ellos se acostumbraron a dorarse al sol desnudos cada mañana
como si fueran los primeros seres de la creación y bañarse en la
fragancia intensa del mar que los embriagaba y los hacía olvidar
su real condición,
, que ya nadie la recordaba por el tiempo transcurrido en aquél paraje
apartado de los seres llamados normales o sanos.
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