Su labios pálidos titubean
ensayan dos palabras
desafían los abismos de la lumbre
sus manos agitadas
palpan las paredes desesperadas,
pierde el equilibrio
Cae redondo al suelo
Lívido,
Nadie se detiene en la acera.
Solo yo descifro el secreto
Celosa guardo
la última voluntad de aquél fumador,
que bien podrías ser tú.
en su despedida final.
He dicho.
Celosa guardo los misterios
de cada fumador hasta su morada final
Es mi sino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario