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martes, 16 de junio de 2015

Algunas mañanas amanezco riendo a carcajadas como la loca
que dicen que soy,
vestida por  la enredadera de las flores de campanilla
ebria  de su fragancia, los ojos alucinados
ajena al mundo real y brincando
 por encima de una luna imaginaria.
Mi sonrisa es similar a la sonrisa de todos 
los ebrios de placer de la fragancia ,
aquellos que aspiramos con fruición en cada flor
de nuestros poros del  propio cuerpo hasta llegar a la mata en el mismo jardín.
Yo sé que alguien las sembró para entretener nuestra memoria
del olvido de la verdad. Y mantenernos a raya. 
Hoy no quiero hablar de ello, no tengo ganas,  amanecí muy embriagada de los olores como para detenerme en elucubraciones .
Sé que es nuestra familia para manternos tranquilos ,aqui en esta especie de paraíso , donde no ocurre nada pero vivimos endrogados con las flores y el olvido no duele en el alma. Así no fregamos o nadie se tiene que molestar en visitarnos  y todos vivimos contentos .

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