Recorro con la yema del dedo índice tus labios turgentes
- aquellos mismos que sostienen la lumbre y la sonrisa -
ahora libres y solo míos por un instante
para la caricia y el roce breve
Tan solo hasta el nuevo desafío de la lumbre y el humo ,
misterios guardados con celo secreto
inexpugnable hasta mi última hora.
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