Tendida en el campo de yerbas aromáticas, entre cientos de perfumes duermo hasta entrada la noche.
Mi yegua blanca , que de tan blanca es azul, permanece a mi lado , velando mi sueño.
Me apeo a su grupa, calzo las botas, el alma renovada , es hora de volver.
Mi cabellera suelta vuela al ritmo de cada paso de mi yegua.
El descanso sana las penas , alegría renovada fluye por mis venas una vez más.
Al llegar, los potros , los caballos, la manada entera relincha felices al vernos llegar.
Acaso temieron nuestra partida ?
Extrañan a su ama,.
más sin la yegua blanca no saben vivir .
Ella es el alma del establo, la más hermosa , quien quía a la manada por caminos nuevos.
Ella es la maestra de la libertad.
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