La gente huye del invierno,
odia a la gente fea, a los gordos,
a todo aquél que no respira felicidad y riqueza.
Detestan la tristeza crónica,
aquella maldita que horada los huesos,
tizna de gris la piel ,
aprieta la garganta ,
asfixia hasta casi matar.
.
Desprendo la piel que habita mi cuerpo,
tiro de cada una de mis extremidades .
las doblo y guardo en un baúl.
Allí escondida de los ojos ajenos,
aguardo al verano.
Silenciosa.
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