El cielo no escampa.
Mi hermosa yegua blanca brilla en la oscuridad de la noche como un haz de luz nívea.
Llovizna menuda humedece a los mortales pero a mi yegua blanca no la toca.
Ella cabalga con alas plateadas hacia la luna llena.
Redonda e inmensa como un queso suizo , la veo en bailar, zapatear , en dos patas
coquetear con los luceros y las estrellas que sonríen.
De salto en salto, pasa de una estrella a otra.
Las besa una a una con primor.
Los niños se duermen con solo contemplar en el cielo.
La figura menuda de mi yegua blanca , que de tan blanca es azul, en el cielo
besando cada estrella, su danza alada en dos patas sobre la luna,
les pinta los sueños de colores plata, blancos y azules.
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