Será por este extraño otoño soleado, pero las hembras de mi manada están alborotadas .
Mi deber es buscar potros gallardos, los pura raza , hijos de campeones para mis yeguas de carrera , como es mi Blanquita.
Sé que gusta del potro galante , que coquetea cada vez que se encuentran en los caminos.
Imagino que la debió extrañar estos días de encierro.
Esta tarde al verse iniciaron los primeros olisqueos, los mordiscos , el calentamiento previo al ritual del apareamiento.
Primero debo hablar con el amo de ese potro atrevido, saber sus referencia antes de entregar a mi preciada yegua blanca, que de tan blanca, es azul.
Ella es especial , aparte de bella, tiene coraje , es campeona de carreras . De tan tierna y cariñosa es maga.
De noche, crecen alas a ambos lados de su lomo y baila en el cielo, sobre la luna, va saltando de estrella en estrella.
No sé quien es más brillante en el cielo oscuro.
La luna plateada, las estrellas , los luceros, o mi bella yegua blanca, de estampa de reina, que de tan blanca es azul.
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