Quisiera perderme por lares desconocidos, cabalgar ligera apeada a mi yegua blanca.
Olvidar la realidad, el invierno frío, la tristeza que habita en la piel.
Necesito respirar aires nuevos de libertad, vientos , paz.
Pareciera que mi yegua entendiera mis intenciones pues emprendemos una carrera a todo galope.
Ella me lleva, yo confiada sobre la grupa, apenas jalo las riendas
El lomo , húmedo de sal, las crines despeinadas llegamos a la orilla del mar.
Hemos recorrido más de dos horas para sentir la fragancia de la brisa marina.
Saltamos ambos las olas de la orilla, entramos al mar.
Qué frescura para sus coces, que alegría en nuestros cuerpos que parecen uno.
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