Y por esa esa misma rebeldía , pensaba ella, sentía una atracción , una fascinación por lo marginal.
Amaba conocer a los gitanos, era amiga de los muchachos de la esquina, de los chicos que vivían en las Unidades Vecinales de Mirones cerca a San Marcos, de los músicos subte, de los bares y en ninguno se sentía mejor como en el Wony. Todo lo que la alejara de lo forzado , fingido, poco natural.
Este era un bar surrealista, el primer piso , colmado de gente de izquierda , dirigentes o líderes sindicales y universitarios.
El segundo piso entre aserrín y cenizas en el suelo, pues no había ceniceros, entre un bosque de botellas los poetas , músicos subterráneos ,los teatreros . Los poetas , pasados los años fueron reconocidos como los escritores y poetas más connotados a nivel internacional.
María bebía sus conversaciones con la misma fruición con la que tomaba las cervezas que ponían sobre las mesas los hijos de los chinos propietarios del establecimiento.
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