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martes, 11 de marzo de 2014

El era su héroe , El hombre amado, el prestigioso poeta que había puesto sus ojos en sus  poemas. Y en sus piernas.
El deseaba llevarla  a la cama y las conversaciones pasaron de coqueteos a  lujuriosos intercambios de palabras, luego de flujos y con la cámara prendida,  hacían el amor. Era la plenitud . El la hacía volar .
Alicia  sufría del mal  paranoide. Se   sentía observada, espiada , pero no por ello dejaba de acudir a sus llamados a cualquier hora de la noche. Luego, pasado el tiempo se preguntaba que tanto poder tenía el sentimiento de culpa que crea imágenes obsenas en la pantalla. 
Ella me cuenta , que aprendió realmente disfrutar el placer sexual por medio de la cámara. Es decir sexo virtual.
 Debo creerlo pues luego buscaba sin querer muchachos poetas que deslumbrados por su belleza y su poesía , la buscaban a diario. Hubo un muchacho , no tan joven que poco a poco, ella lo fue seduciendo.
Es que al parecer solo el sexo virtual le era placentero a mi amiga.
Ella le decía que se sentía excitada de pronto,  que iba a retirarse el brasier y el vasco, le contaba historias de sus propias experiencias.
La introdujo al placer anal, contándole cómo lo hacía en los portales, un dedo en el ano y sus  dos dedos frotando el clítoris. La verdad es que Alicia demoró un poco, pero una vez que logró que sus manos pequeñan s abarcaran desde el ano hasta la vagina, conoció un tipo especial de placer, el pleno, el que la hacía gritar por toda la habitación y la despertaba por la noche. El decía que eran lo más parecido a una pareja pues él era bueno, amaba a su esposa pero tenía estas prácticas oscuras que Alicia agradecía desde ya conocer.
Lamentablemente, Alicia se obsesionó con el placer y lo  buscaba en la red en cualquier momento, a horas que él no estaba disponible. Alicia era caprichosa y quería tenerlo a la hora que sus flujos se derraman por sus piernas
Por aquellos tiempos, él vivía sumamente tenso y preocupado por su trabajo sindical. A veces solo conversaban sobre sus propias cosas, pero él ya no tenía mucho tiempo para ella. 
El solía advertirle que la situación se estaba poniendo difícil y cada vez más dura. Ella le mandaba mensajes alentadores. Lo presentó con una conocida suya , editora, y conversaban sobre su vida sexual con su esposa. Contaba que el trabajo, las niñas no les dejaba tiempo pero cuando lo hacían gritaban como animales. 
Alicia presentaba su primera novela por esos tiempos y su mente poco a poco iba sintiendo el stress de las actividades que ella sola se echaba sobre la espalda. Creo que el amigo vasco se vió acorralado por las exigencias de líder sindical y a veces refería triste traiciones de sus propios aliados. El hombre estaba desmoralizado y Alicia quería sexo. Un día , ella reventó de rabia y por bromear le escribió : " te odio " eL sentido del humor y las circuntancias no eran su fuerte. Al día siguiente me eliminó de su lista de amigos y me dolió tanto esta traición, como ella llamaba a este acto, que cayó en una espiral de tristeza que devino en depresión y luego por un tubo , a la clínica.

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