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martes, 11 de marzo de 2014

Al final se impuso la cordura, la de ellos , claro.
La ingresaron a la clínica a amenguar la angustia,
aquella maldita bruja que no la deja en paz.
La angustia que se levanta con ella, pasa las noches en blanco
susurrando a su oído  amenazas aterradoras
Alicia está nuevamente internada.
Sus ideas volvieron a desorganizarse, a correr por su cuenta
por una ladera peligrosa. 
Su falta de alegría es el síntoma que la traiciona, su voz opaca, la languidez que no le permite emprender nada. Su  sueño frecuente.
Le pesaba el mundo, como si ella sola tuviera que cargarlo
No soñaba con nada.
No ardía más por  ningún poeta.
Estaba casi muerta
Por  sus venas corrían litros de sangre rosada
no más espesa sangre revolucionaria
la   pasión se extinguía,
Alicia es una mujer afortunada. 
Su hermana le paga la clínica siquiatríca .
Cuando ella muera, Alicia quedará sin protección.
No hay seguro médico que cubra el trastono bipolar severo que la aqueja , y es en la clínica, donde evitan que se quite la vida.

Cúantas otras mueren a diario por una traición, por una decepción amorosa en hostales sucios , con una sábana más sucia aún sobre el cadáver hasta que alguien las reconozca o vayan a la morgue y luego a la fosa común. O las mata el marido por celos, con un cuchillo sucio de cocina delante de sus hijos.
Alicia era una privilegiada .  Su enfermedad mental podía curarse durmiendo, descansando la mente de las tenciones, del miedo a ver cosas que solo su mente crea.
Unas semanas más y saldrá de alta igual de alegre que siempre.
 Y unos días más y presta a seguir con su nouvelle.

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