Alicia pasó sus primeras semanas casi muerta. Era la cura de sueño más severa que recuerda , comparada a las siguientes, ésta la dejaron bloqueada como un boxeador. Nunca olvidaría los esfuerzos para coordinar sus movimientos para bañarse sin caer al suelo.
Luego del baño, la enfermera le ordenó vestirse y bajar al patio.
Eso no era lo que Alicia entendía como patio, sino una pequeña circunferencia de cementos con poyos a los costados , a manera de asientos. Era tan pequeño el círculo y los pacientes tan horribles,
que ni bien salió casi muere del espanto. Aún no tenía la experiencia en clínicas ni en drogadictos ni nada parecido. Ella pensaba que sería paseada en una silla de ruedas por bellos jardines .
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