Escudriño el ojo de la puerta
El golpe de luz podría cegar mis ojos,
tan frágiles para afrontar el día.
No quiero pensar, descender al infierno de la memoria.
Los días se apagan en sus orillas ,
y no cuento con salvavidas alguno.
Sello mis labios, así estoy segura.
Aquella siniestra sucesión de hechos
desfila fantasmales soldados cada noche.
Horadan mi espalda, la cerviz, el cuello
camino ladeada.
el pánico mordiendo mi mano,
Los labios sellados, ahuyentando en vano el miedo,
la puerta muy bien cerrada.
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