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lunes, 13 de junio de 2016

Escudriño el ojo de la puerta
El  golpe   de luz podría cegar  mis ojos,
tan frágiles para afrontar  el día.
No quiero  pensar,  descender al infierno de la memoria. 
Los  días se apagan en sus orillas ,
y no cuento con salvavidas alguno.
Sello mis labios, así estoy segura.
Aquella siniestra sucesión  de hechos
desfila fantasmales  soldados cada noche.
Horadan mi espalda, la cerviz, el cuello
camino  ladeada.
el pánico  mordiendo mi mano,
Los labios sellados,  ahuyentando  en vano  el miedo,
la puerta  muy bien cerrada.

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