La cabellera al viento corrí en pos de mi extraño amor.
Dudé en salir por la herida que consumía mis días y sus noches.
Entre sus brazos, él arrancó la llaga con sus fauces.
Libre al fin, nos envolvimos uno en el cuerpo del otro.
Yo , en su cintura para abrazar su pecho anchuroso .
él desgarrando mi carne de a poco,
bebiendo mi sangre tibia, enardeciendo,
estremeciendo mi cuerpo de placer.
¿ Cómo es que aguardé hasta hoy el encuentro ?
Así es el amor entre amantes,
sin fecha ni horario,
el deseo gobierna el cuerpo,
Es fugaz , rotundo , y palpita en la sangre,
Nada ni nadie lo atrapa para sí,
Corre, posee y se va ,
Vuelve cuando desea
como una tempestad de estrellas fugaces.
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