He concluido
que la herida cobró vida
cuando recibí los primeros libros.
Fue tal mi impresión ,
que angustiada rasgué mi pecho.
Con los días olvidé su existencia
pero el dolor y su dimensión crecía.
Hoy temo a la llaga,
purulenta y horrible .
Vivo para ella , para no violentarla.
Sé que al menor descuido ella me devorará.
Seré parte de la pus y la carne.
De la sangre de mi sangre.
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