Amo a los gatos sin dueño.
A aquellos, que sobreviven misteriosos en los tejados de las casas.
Maúllan toda la noche , despiertan a los vecinos.
Ellos duermen en cualquier esquina.
Nadie los calla,
nada respetan cuando pelean entre sí.
Saltan ágiles de un tejado a otro.
Cuando aman, chillan, gritan cuando dan a luz gatitos de ojos azules y rojos.
Y se van un día, tan ágiles y misteriosos como llegaron,
enamorados de otro gato, preñada la gata a gozar la libertad de ser gatos sin dueños.
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