Escalar el pico más alto del barranco
sentir el golpe
la fuerza del viento
flagelando mi cuerpo
perdiendo casi el equilibrio,
el vértigo del abismo,
seduciendo al salto como sirenas.
Hoy no es el día de mi muerte,
claro que no,
eso fue el pasado.
Un día soleado en junio
el cielo rabiosamente azul,
celebra la belleza,
embriagada por la brisa marina
vuelvo a casa ,
el alma plena
dispuesta para el amor.
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