Nadie los vio jamás juntos
ni compartieron una sonrisa frente a los humanos.
La terrícola lo ama a pesar de su único ojo,
él no conoce su voz , se comunican por telepatía.
Cuando el encuentro del desierto , ellos ya se amaban.
Se buscaron entre la multitud en sueños.
Y fue por mandato divino , cósmico, inconsciente,
que ella debiera superar pruebas sobrehumanas.
Así , la vida en el planeta de su amado, árido , tórrido y gélido
sería más sencilla.
Desde una duna de arena, la humana contempló por última vez su amado desierto.
Luego se transfiguraron, desaparecieron .
Unos dicen que partieron con alas de ángel.
Otros , una nave espacial los succionó,
Los perros ladraron largo rato hocico hacia el cielo.
Sobre la arena quedaron rastros de hermoso plateado polvo lunar .
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