Al cobarde nadie quiso cargar en hombros al cementerio.
A unos les debía dinero de licor
a otros , varios jornales empeñados en el juego
Los silenciosos , de mirada grave, la honra de sus hijas , sus mujeres .
Augien habló de arrojarlo al mar.
Finalmente,, la gente armó una hoguera con leños resecos y algo de residuos.
El cobarde ardió dos días y sus noches.
Nadie se retiró hasta no ver el cadáver carbonizado.,
Hasta el alma btilló por primera y única vez tiznada por una flama azul, causando gran alboroto de risas entre los presentes.
" Tenía alma , el desgaciado "bromeaban aliviados los vecinos.
La policía nunca investigó.
Eran tantos sus enemigos,
cualquiera pudo ser.
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