Recién acepto, asumo que tú tenias una vida propia. Ajena a nosotros. Eras un ser humano tan delicado que no entendíamos tus silencios.
Qué obtusa, que egoísmo el nuestro, creer que formabas parte de la casa . Como un mueble.
Tarde aprendí no eras de mi propiedad ni menos debías servirme eternamente.
Además te tocaban las servidumbres más sucias y, humillantes
Pero ya ves. Te necesito con la misma desesperación de la recién nacida,
que viste nacer..
Si yo te hubiera escuchado,.pero cada uno es como quiere ser .
Mi destino fue descubrir el mundo, su gente, los hombres, las amigas.
Mira que hasta la misma muerte te fui a buscar.
Es por ello que no te sorprende verme suplicante.
Te lo ruego por mi hijo, que es más tuyo que mío.
No nos desampares ni en la vida ni en la muerte .
Yaya por favor.
Regresa al mundo de los vivos que nadie cuidará a mi nieto como tú.
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