Deambulo por mi casa , la cabeza en llamas.
He perdido mi teléfono, no me alcanzan las fuerzas
para salir a comprar algo.
L. duerme el sueño bendito.
La fiebre maldita ataca mi cabeza.
No basta el dolor insoportable.
Me llevan cargada contra mi voluntad a internarme.
Mil internamientos, tres expulsiones de las clínicas.
Pensé que la tiroides me mataría,
Mi punto débil es la mente,
la fiebre me hace volar a los infiernos,
a ver gente que no existe, a hablar incoherencia.
Siempre hallo otro demente, compañero de penas
juntos no calcinamos
en el infierno de la demencia
su oscuridad insondable.
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