De nada sirvieron las pruebas físicas destinadas a aquella batalla,
ni el camuflaje en la cara .
Aún sea una única flecha certera,
ésta atravesó mi corazón.
Partió mi cuerpo en dos.
He pasado la noche remendando músculos.
Trenzando venas con arterias.
Componiendo mi rostro.
Es inútil, mis ojos lloran sangre.
Mi piel tizna una tristeza difícil de lavar.
Recompuesta con alfileres, asumo tu odio.
Un sentimiento pesado, grave, agudo.
No lo conozco bien.
Yo no aprendí a odiar en los años que sumo.
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