Ellos ignoran,
qué sabrán
¿Acaso se han enfrentado al Horror?
Cada mañana aguarda por mi.
En las esquinas,
en las veredas,
en medio de la avenida,
aparece.
Paraliza mi cuerpo,
lo apalea sin piedad.
Arrastra los pies,
hala mis cabellos,
refriega mi rostro
contra el cemento.
En un rapto de audacia,
lo tomo del cuello,
lo golpeo contra la acera
con furia descomunal
hasta desintegrar su cuerpo
en menudas partículas.
No canto victoria.
Mañana cobrará revancha.
Debo cambiar de ruta.
Inútil soñar.
El Horror es siempre.
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