Aquella mujer de paso leve,
lleva el pecho colmado de sal.
Si explotara ,
su cuerpo frágil sería un amasijo de venas, arterias y músculos,
todos rojos, húmedos, negros tristes, feos.
Órganos inservibles para otro ser humano.
Las lágrimas oprimían su pecho al punto de romper la piel,
los músculos.
Aquella mujer de paso leve explosionó en plena calle.
A nadie permitió ver sus ojos llorar.
Perros chuscos devoran restos de hígado.
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