A Leoncio,
A veces soy una tea ardiente.
El fuego crepita en mi mente,
una hoguera de altas llamaradas,
confunde ideas ,letras ,emociones,
y por los labios escupo lava.
Otras, soy una gata asustada,
ovillada en la cama.
Paralizada de miedo ,
doblada de tristeza.
Sea fuego, sea hielo o miedo,
eres tú, Amor , quien conduces mis hilos.
Una mirada tuya apaga el incendio,
una caricia en mi nuca,
es una sonrisa resplandeciente.
Y cuando el pánico ataca ,
ay, cuando es el miedo oscuro,
solo tu abrazo estrecho,
tu voz
ahuyentan al Horror.
Tú lees en mis ojos,
en mi alma.
Es un constante diálogo de miradas
el nuestro,
Esposo,
Cómplice mío.
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