Otros días, como hoy,
soy yo, quien acecha al Horror.
Lo veo llegar despacito ,
siento el temblor de piernas ,
el corazón a mil
mis manos toman el arma,( por lo general
prefiero las cortopunzante )
sin que voltee siquiera
asesto el puñal.
A veces, se derrite.
otras se esfuma como polvo marrón.
Yo festejo la victoria
saltando sobre la acera,
como hacen los niños.
Huyo veloz.
El Horror se recompone muy pronto.
A mi paso, escucho el batir poderoso de alas
los puntos negros en mi cielo.
Me guardo o por unas horas.
Cuando gano la partida al Horror,
este se enceguece de ira .
Su ataque
puede costarme un ojo o una pierna.
El más grave me lanza dos o tres meses en la clínica,
donde alterno con personas atacadas por el Horror.
Pasamos el tiempo intercambiando trucos y experiencias
sobre cómo sobrevivir a nuestro sino.
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