Una herida cruza mi cara.
Es tu mirada fulminante
la que horadó mi rostro.
Eras mi hija, mi niña añorada.
Regresaste envenenada de odio.
Después de lo ocurrido ayer noche,
rompiste el frágil lazo que nos ataba.
Te vi volando por el aire
como un globo de helio.
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