Esta hermosa tarde de sol no merece mi furia de yegua desbocada.
Ni tampoco los días ordinarios.
Ningún ser vivo es ya sujeto de odios absurdos.
No vale la pena.
Enferma.
Aspiro a una llovizna que limpie mi cuerpo desnudo
de rastros sucios.
Reír fuerte , alto hasta que duela
, como hace tiempo no río.
Burlarme de mi, de mi estúpida ingenuidad.
Danzar con energía nueva, buena.
Doblar mi pena en dos.
Echarla a volar como un cometa multicolor.
Celebrar que viene un niño nuevo a la familia.
Acunarlo, desde ya entre mis brazos.
Cantar nanas dulces al recién nacido.
Escribir cuentos nuevos , tiernos para que duerma.
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