Ana lloró desesperadamente la muerte de su marido. Era una verdadera tragedia. Se habían casado dos meses antes y les esperaba la vida entera para vivir su amor.
Nada pudo presagiar los terribles momentos posteriores.
La familia del marido obviamente no la quería, pero la ex mujer se ensañó de modo tal que solo le dejó las deudas . Ana, quien estaba a cargo de la administración de los hoteles, fábrica de hielos y otros, se quedó sin un real. Atrincherada en el departamento hermoso donde celebraban las reuniones,
un día se dio cuenta que ellos eran unos verdaderos delincuentes.
Lo más importante era el amor perdido. Ana sola, con sus hijos en todo momento, apoyándola moralmente, dándole fuerzas se mudó a la casa de las tías, donde recibió el cariño y el consuelo que tanto necesitaba. No todos los días peleas con gente baja, codiciosa, agresiva y todo por el dinero.
Y Ana, por más carácter que demostrara, estaba harta de las agresiones de esa gente. Cambiarle las c
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