Mi largo , fino cuello de cisne,
envuelto por una sedosa piel,
oculta en lo profundo
de la garganta
un punto rojo.
Corrijo ,
el punto es una llaga
con los bordes negros.
Cada día, antes de salir,
me ausculto ante el espejo.
2 cm por día obligan
a extender mi lengua,
sonreír apenas.
Me pregunto si
la herida purulenta
subirá hacia mis ojos,
escapará por los orificios nasales
o conformará una masa sólida
viva de pus,
que invadirá mi cabeza
se filtrará hacia mis neuronas,
chocarán con los neurotransmisores.
De las orejas, despediré
humo negro como un tren
saltaré desnuda hacia la calle,
bailoteando hasta desfallecer.
Una vez , caída me cargarán
y arrojarán al río.
Saldré libre de la maldita mucosa
a escribir mi sobre mi extraña
y triste historia.
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