Al principio, fue la llaga.
Tardé mucho en arrancarla,
creció como la yerbamala.
Barriendo a su paso mi poca salud,
comiendo de mi carne,
bebiendo mi sangre.
La llaga ha tomado mis sitios,
repartida en mis huesos,
en las venas, debilitando mis huesos.
Mata de a pocos mi vida.
Día a día muero un poco.
La semana entrante me habrá devorado
por completo.
Seré un saco de huesos tirado sobre la acera.
Los bichos brincando sobre mi cadáver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario