El sol alumbra mi corazón, mi casa entera.
Sus rayos luminosos despiertan mi siesta.
Observo la pátina dorada desde mi lecho de enferma.
Sonrío dulcemente.
Miro agradecida hacia el cielo.
Es cansancio de vivir lo que me aqueja,
es arrastrar mil noches , trajinar desde muy niña
Creo que no guardo ni una lágrima por llorar,
ni un amor por recordar.
Por intensa, mi vida se me escapa entre los dedos.
La fatiga, el sueño, me anuncian ,
soplan al oído dolencias mayores.
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