Los bichos viven en el interior de mi cuerpo.
Lo han tomado, me poseen, me gobiernan.
Los escucho crujir, crepitar
como papel seco en mis huesos.
Recorrer mis venas, nadar en el torrente
sanguíneo.
Soplan calores, soplan mareos sopla la rabia encendida.
Cómo exterminarlos si a cada bocado de sus puntiagudas bocas
pierdo fuerzas,
cada succionar de sus bocas inmundas
mi sangre empalidece,
caigo redonda al suelo.
Soy un cuerpo devorado, mancillado por los bichos.
Indefenso, mortificado.
Sin cura.
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