Recuerdos mis paseos solitarios, alejados de mi casa.
Con mi bicicleta olvidaba los días de soledad, cuando mi divorcio- EL escándalo que marginó mi vida de la vida de mis amigas.
En realidad me hicieron un favor.
Detestaba la frivolidad de sus fiestas , el trago, los amores de una noche. Los jóvenes de buena familia que veían en mi la presa fácil solo porque tomé la decisión de no seguir muriendo en vida.
Conquisté mi libertad con mi bicicleta.
Recorría fascinada las calles, los recovecos de Magdalena, pero mi favorito era San Miguel.
Sus casonas señoriales, era tal mi pasión por su arquitectura que iba expresamente a visitar una en especial. Una casona de estilo inglés.
Poco a poco fui ganado en audacia y solía pasear por la Avenida Brasil y descubrir verdaderas joyas.
Quintas de principio de siglo,
No cabía en mí de la alegría de descubrir esos tesoros secretos,
solo para sus habitantes y mi disfrute.
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