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jueves, 23 de octubre de 2014

Cada día antes del alba, desciendo a los infiernos.
Se abre la tierra, el azufre obnubila mis sentidos.
A duras penas, escapo de las garras del maligno,
de  los lamentos de los condenados.
 Escalo por un túnel ,  las manos llagadas, hasta mi casa
Mi esposo duerme plácido, él no sabe de mi dolor.
Regreso  con el  pecho  colmado de lágrimas, 
la piel tiznada de horror. 
.
Tomo la medicación, 
Es en vano, nada merma el pánico.
Camino con los ojos asustados.

Nadie creería que vuelvo de los infiernos.

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