Cada día antes del alba, desciendo a los infiernos.
Se abre la tierra, el azufre obnubila mis sentidos.
A duras penas, escapo de las garras del maligno,
de los lamentos de los condenados.
Escalo por un túnel , las manos llagadas, hasta mi casa
Mi esposo duerme plácido, él no sabe de mi dolor.
Regreso con el pecho colmado de lágrimas,
la piel tiznada de horror.
.
Tomo la medicación,
Es en vano, nada merma el pánico.
Camino con los ojos asustados.
Nadie creería que vuelvo de los infiernos.
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