Soy la mujer de pasos enérgicos , juventud eterna.
Aquella que desafía las alturas de los barrancos.
No te confundas, mi amor , no te confundas.
Mi cuerpo es de cristal, la piel de seda cruda.
A una mirada atravesada,
a una palabra mal intencionada,
un aguijón muerde el nervio más sensible del alma.
Aúllo al silencio, ladro de dolor.
Rescato una sonrisa del cajón ,
camino como si nada.
Tapo el hueco de mil heridas con un trapo.
Así no sangro, así nadie conoce mi pena.
No te confundas, mi amor, no te confundas.
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