Solo una cabeza aturdida y febril como la mía,
podría elaborar ideas tan ridículas,
tan jaladas de los pelos,
y sentirme humillada por mi tonta audacia.
Yo supongo, yo creo ,
entonces es una verdad grande.
como una iglesia
Inamovible.
Mi mente crea, yo confundo la realidad
Choco con ella como contra un camión
Y quedo reducida a trizas.
Bueno, cuento mil equivocaciones .
A la número un millón , mi mente retendrá.
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