Solía armar hogueras a la vera del malecón.
Las llamaradas de fuego resplandecían el cielo.
Qué hermoso era escalar hasta el pico más alto,
confundir mi cuerpo con el cielo y las llamaradas altas
Era un ave roja y amarilla tocando las cumbres,
Libre , como ninguna.
Debo volver al malecón a embriagarme de brisa.
Perder la razón , envolverme entre las olas.
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