Eras un avecilla herida en medio de la calle.
Solo mirarte , entristecía.
Te guardé al calor de mis manos,
te alimenté con amor.
Un día aciago, no te vi más.
Miré al cielo
Eras un cuervo volando en dirección de mis ojos.
Picoteaste , a pesar de mis manotadas.
Perdí el ojo,
partiste en dos mi alma.
El ojo, no importa tanto.
Mi alma se quebró por siempre.
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