Cuestiono al silencio.
Responde un eco sordo.
Ellos, mis niños aguardaban un niño.
Yo fantaseaba día y noche con la ilusión de un bebe nuevo,
cercano a mi regazo.
A mis abrazos de abuela jóven, a los vestidos.
Unas líneas parcas anunciaron la desgracia.
Una explicación seca.
Como un golpe.
Nadie entiende, es difícil aceptar una pérdida tan dolorosa.
Y mi hijo ? aquél chico rubio frágil llora escondido.
lo sé bien, sus ojos enrojecidos de desamparo
como fueron siempre sus días desde que perdió a mi padre.
El bebe se escapó entre las piernas de la madre,
chorrito rojo,
que se llevo a mi ilusión vestida de azul
A un limbo , a la desesperanza,
a una tristeza larga.
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