Rasga mi alma, búrlate de mi intelecto, de mi poco mundo.
Tu ignorancia es potente arma de dañar y quebrar .
Más no destruirás jamás aquello que guardo en mi mente:
las ideas de justicia social, ni los mil quinientos libros
que me acompañan desde niña..
Esas armas mías , querido, te son tan ajenas como toda la arena
del mar.
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