La mañana de no sé que mes es éste, me aterra,
sospecho vendrán por mi,
volveré a sentir sobre mis hombros
el garrote del encierro.
Ellos me espían todo el día y por la noche,
desde sus ventanas en toda la casa,
escuchan mi voz, por los enchufes escuchan
, miran por los huequitos , saben todo, lo que ocurre
y no ocurre y si yo ando medio cabizbaja
o muy alegre , ellos
zas, sin preguntas, a la fuerza, sin permitirme
explicar , viene la enfermera me inyecta.
Vuelvo 3 meses más tarde fingiendo una gran sonrisa.
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