Arañé mil auroras,
grité , di alaridos de terror en silencio
tal era mi pavor,
mientras mi paso tembloroso cruzaba el camino a un destino absurdo.
Nunca supe la razón del castigo
que yo misma infligía , a mi mente.
¿ Era acaso un reto contra mi propia debilidad,
que debía vencer día por día?
Recuerdo quedar paralizada en mitad de la pista en la oscuridad total.
Era un torero sin banderillas ni estoque
en absoluta soledad.
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