Mi cuerpo se compone de huesos, carne y nervios.
Estos obran el milagro de los sentidos en mi piel.
Son aquellos benditos que hacen volar, humedecer, llorar de placer, gritar de felicidad .
Una caricia, un roce basta a este cuerpo ávido verano e invierno.
Mi vientre es una zona cálida, húmeda, y voraz.
Suele ser tórrida cuando se acerca al hombre de las espaldas anchurosas.
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