Hago un esfuerzo y abro los párpados.
Apenas veo figuras borrosas ,
me tiendo de espaldas , me desparramo ,
olvido mi nombre, mi sexo jamás podría olvidarle,
pues a pesar de la fatiga, late como un corazón,
como un tren a vapor.
Sigo jugando con mis piernas, con la flor bendita
que guardo entre ellas, y así, despreocupada,
transcurre la mañana.
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