Suspiro profundamente, es alivio.
Unos bichos malignos carcomen mi garganta,
hace días.
Merman mis fuerzas, mi ser.
Cómo pretendo entonces, sentir intensamente
cuando el dolor parte mi sien.
Qué alegría la mía.
En poco tiempo, volverán los colores a mis días,
gritaré fuerte, muy fuerte,
la alegría de sentir la vida,
acariciando mi piel.
Y el volcán que vive en mi vientre,
despedirá cenizas como antes,
Maldita fiebre,
la mía, me asustó de verdad.
Era la mujer camino a su propio Gólgota,
la extinta, la muerta en vida, la desecha.
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