Leo poemas antiguos.
Luminosos, alegres , del labio colgaban, palabras serenas.
Mis poemas han cambiado.
Antes yo no sufría los ataques diarios del Horror,
Aquél despelleja e hinca sus dientes afilados en los nervios
más sensibles.
Disculpen, los poemas claros volaron hacia el mar.
Yo lucho día a día, cuerpo a cuerpo contra mis enemigos.
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